En los primeros años de los noventa, siendo presidente de Acroarte, organizamos un seminario de capacitación para la membresía con Teo Beras, quien entre otros temas tocó el de la modalidad del disco compacto.
Teo dijo que el disco de vinil iba a desaparecer y que el compacto se iba a apoderar del mercado.
Hubo gente incrédula, que no creía en que eso iba a suceder, y ya ven lo que ocurrió.
Pero ahora el que está agonizante es el compacto. Parece que le llegó también su hora...
Que Juan & Nelson Records le esté dando “release” a sus artistas y que como se dice se encuentra en un proceso de venta, no puede extrañar a nadie, pues la crisis de la industria del disco no la para nadie.
Primero murió el disco de vinilo, luego el cassette, y ahora es el disco compacto el que está en agonía debido a la piratería.
Cada vez menos gente va a comprar a las tiendas de discos pues la modalidad de las descargas por internet y las compras “online” que ha popularizado iTunes, que se ha convertido ya en el primer vendedor de música en Estados Unidos, le han asestado un duro golpe a los negocios tradicionales.
Ahora la Sony, Warner y Universal se preparan para contra atacar a la Apple mediante una alianza estratégica con MySpace.
Lo que se advierte, sin embargo, es que es “too late”, demasiado tarde, lindos, porque Apple con su iTunes empezó en el 2003 y ha vendido hasta la fecha 4 mil millones de canciones a 50 millones de clientes.
La estrategia de Apple fue lanzar su exitoso i-pod y al mismo tiempo establecer un sistema de descarga para alimentarlo mediante el pago de un dólar por canción, de manera que la gente puede escoger uno a uno los temas que desea y no pagar por un CD completo, que como se sabe a veces sólo tienen uno o dos canciones buenas y las demás son “relleno”.
Se ha establecido que la división musical de Apple ha hecho oro, con su venta por internet, mientras la piratería maltrata al sector con las descargas ilegales y las ventas de CD piratas por parte de los mochileros y sabaneros.
Apple en definitiva le ha dado un viraje al negocio de la música, mientras los demás de la industria del disco estaban “comiendo bola” sin percatarse de que las cosas iban cambiando.
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